Existen
muchos tipos de pensamientos negativos que pueden hacerte daño. Generalmente se
trata de ideas automáticas, algunas de las cuales no son más que creencias
introyectadas; es decir, creencias que te transmitieron tus padres u otros
adultos significativos durante tus primeros años de vida y que sigues
arrastrando contigo. Otros pensamientos negativos son el fruto de una visión
distorsionada de los acontecimientos o simplemente de expectativas incumplidas.
Albert
Ellis, creador de la terapia racional emotiva conductual, estaba firmemente
convencido de que lo que nos afecta no son las cosas que nos suceden, sino la
interpretación que les damos. Esas interpretaciones adoptan la forma de
pensamientos negativos que nos generan malestar y, lo que es aún peor, nos
impiden encontrar una solución satisfactoria para nuestros problemas ya que a
menudo solo sirven para alimentar un círculo vicioso de negatividad. El primer
paso para salir de ese bucle es conocer todos los tipos de pensamientos
negativos que pueden rondar tu mente.
¿Eres
víctima de estos tipos de pensamientos negativos?
Existen
tantos tipos de pensamientos negativos como personas, pero se pueden resumir en
8 grandes categorías, fáciles de detectar por las actitudes que generan.
1. Estado de
emergencia permanente
Cada vez que
ocurre algo, lo asumes como una emergencia total. Esa reacción se debe a que tu
amígdala se activa y solo puedes ver la señal de alarma. En tu cerebro se
produce un secuestro emocional en toda regla, desatando una reacción de pánico.
Al asumir la realidad como si fuera una crisis, reaccionas de manera
desproporcionada. Este tipo de pensamiento catastrófico te lleva a exagerar los
peligros y desestimar tus recursos para hacerle frente a los problemas, una
actitud que puede llegar a ser muy peligrosa ya que desencadena un estado de
indefensión aprendida.
2. El
autosaboteador
Ante la más
mínima dificultad, te saboteas automáticamente. Te tomas todo lo que ocurre
como algo personal y te culpas por cosas sobre las cuales no tienes ningún
control. Tus pensamientos negativos te impiden pensar con lógica, de manera que
te castigas y criticas incesantemente. Como resultado, cada vez que se presenta
un problema, pierdes autoestima y autoconfianza. Este tipo de pensamiento hace
que te conviertas en tu peor enemigo ya que te pondrás la zancadilla
constantemente.
3. El
extremista
Cuando
ocurre algo, solo puedes ver los extremos. Este tipo de pensamiento negativo,
también llamado dicotómico, te hace ver el mundo en blanco y negro, todo o
nada, sin términos medios. Al olvidarte de la gama de grises y colores
intermedios, te resultará difícil encontrar una buena solución y sentirás mucha
ansiedad ya que asumes que cualquier decisión es un camino sin retorno.
4. El
etiquetador
Cualquier
cosa que ocurra, la etiquetas en términos negativos porque solo puedes ver las
consecuencias dramáticas de la situación. El problema es que al colocar esas
etiquetas, no logras ver las posibilidades que puede encerrar una situación, de
manera que cierras caminos hacia su solución. Además, este tipo de pensamiento
negativo puede hacer que te autoetiquetes y termines desarrollando una imagen
muy limitada de ti y de tus potencialidades.
5. Visión de
túnel
Cuando
tienes un problema, tu visión inmediatamente se reduce, como cuando entras en
un túnel. Solo logras ver las cosas negativas, los problemas, errores y
carencias. No logras apreciar ningún detalle positivo, posibilidad o fortaleza,
de forma que caes en una espiral descendente de negatividad. Este tipo de
pensamiento negativo tiene su base en el fenómeno que se conoce como atención
selectiva. En práctica, es como si te pusieras unas anteojeras y unas gafas de
sol, de manera que solo ves una parte muy limitada de la realidad, perdiéndote
precisamente la parte más importante para hallar una solución.
6. El
generalizador
Cuando
tienes un problema, tu mente divaga y comienza a establecer conexiones sueltas
entre el presente y los sucesos del pasado. Esas conexiones te llevan a
realizar generalizaciones erróneas y negativas, generalmente reconocibles
porque aparecen palabras como “nunca”, “siempre” o “todos”. Este tipo de
generalización a menudo conduce a lo que se conoce como “error del adivino”,
que consiste en sacar conclusiones apresuradas sobre algo que aún no ha pasado,
pensando que los resultados o consecuencias serán desastrosos. Obviamente, con
cada afirmación de ese tipo pierdes un poco de autoestima y fuerza,
condenándote a un ciclo de negatividad.
7. El
impostor
Debido a que
tienes una tendencia a compararte, constantemente magnificas los aspectos
positivos que notas en todos los demás, pero minimizas tus propias fortalezas y
talentos. Este tipo de pensamiento negativo te hace sentir como si fueras un
impostor y no merecieras lo que tienes. Tienes miedo a que los demás descubran
que no eres tan listo, capaz, amable o brillante, cuando en realidad lo que
sucede es que tienes un problema de autoestima. De hecho, es probable que a
menudo seas víctima de lo que se conoce como “lectura de la mente”, un fenómeno
según el cual presupones lo que están pensando los demás.
8. El
superhéroe
Tu capa
siempre está extendida, te esfuerzas para no defraudar a nadie. Te enorgulleces
de hacer todo, cueste lo que cueste. Tu vida se rige por el “debo” y “debería”
hasta el punto que te olvidas por completo de lo que tú quieres realmente. El
problema es que cada vez que te das cuenta de que no puedes salvar el mundo, tu
autoestima cae en picado y experimentas una desilusión extrema. De hecho, se
trata de uno de los tipos de pensamientos negativos más dañinos porque piensas
en términos de “deberes” y “obligaciones”, permitiendo que tu vida, decisiones
y estado de ánimo dependan por completo de los demás.
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